Cuerpo de trabajo

  • Exhibición individual en Antítesis, ciudad de Panamá. Inaugura el 14 de junio de 2017.

Columnas y paredes, y entre ellos, espacio.

Huesos y piel, y entre ellos, carne.

Las cuestiones de la arquitectura siempre han estado ligadas a las cuestiones del cuerpo, desde que Vitruvio igualó las columnas dóricas con un guerrero robusto, las jónicas con una matrona madura y las corintias con una esbelta damisela.

Justo en la intersección entre construir edificios y construir cuerpos está la escultura, como una búsqueda y celebración de la belleza última que objetifica al perecedero cuerpo idealizado y lo inviste con la eternidad de la arquitectura, compartiendo su materialidad.

Así, arquitectura y escultura, estas más nobles entre las cuestiones, terminan fabricándose con la misma paleta de esos más nobles entre los materiales: bronces y mármoles; Carrara, travertino y Pentélico; y oro, mucho oro.

Tanto derroche busca enloquecer, y este trabajo elogia esos desenfrenos sin ninguna vergüenza. No hay pecado en leer estos Apolos como sexts del siglo sexto.

Si la buena arquitectura necesariamente eleva el espíritu, la buena escultura necesariamente eleva la libido; y los museos son, finalmente, templos a la concupiscencia.

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